Las diferencias de tributación local entre las ciudades españolas son notables, y bien lo saben los residentes de Madrid y Barcelona. Mientras que en las dos mayores urbes del país los contribuyentes llegan a desembolsar hasta 1.000 euros anuales entre impuestos y tasas municipales, en otras localidades como Pamplona y Jaén la cifra se reduce a la mitad. Esta disparidad refleja no solo la diversidad económica y social de los diferentes municipios, sino también el tipo de política fiscal que cada ayuntamiento adopta para gestionar sus recursos.