¿Por qué paga uno 1.000 euros? No sé, por un viaje a Nueva York, la cena de tu vida. Pero no, imagine que los paga por subir a una barcaza cochambrosa sin piloto que se adentra en el mar en la oscuridad, abarrotada de gente. Debes de tener tus razones para semejante inversión, salir como sea del lugar en el que estás. A las pocas horas, en medio del oleaje, la barca vuelca. Casi todos, y obviamente los bebés, se hunden en el mar. Tienes suerte, consigues agarrarte al bote, helado de frío, con otros seis afortunados. Afortunados por decir algo, solo comparado con los que han muerto, porque pasas tres días así, sin comer, ni beber, a la deriva. Al tercer día, milagro, te salva la guardia costera italiana.