El pasado 25 de agosto, Manuel Escribano (Gerena, Sevilla, 1984) se encerró con seis toros de distintas ganaderías en la plaza gaditana de Tarifa para celebrar el vigésimo aniversario de su alternativa. Y allí, en una localidad a la que se siente unido por razones familiares y al abrigo de un público cariñoso, desplegó una tauromaquia variada y honda, basada en el temple y el buen gusto, el oficio y la suficiencia. Y aún resuena el clamoroso éxito que alcanzó en la pasada Feria de Abril ante una corrida de Victorino Martín. Al margen de los trofeos obtenidos, ha quedado la meridiana constatación de que Escribano es un torero válido más allá de las corridas duras, y ese es hoy su principal empeño.