Los riesgos del trabajo doméstico: “Los jefes piensan que somos como Superman”

Delia Honzi, paraguaya de 58 años, ha limpiado ventanales altos con medio cuerpo fuera, ha trepado escaleras para podar árboles y ha levantado aspiradoras que le “partían la espalda”. Es trabajadora del hogar en Madrid desde hace 18 años —como otras 595.000 personas en España según la última Encuesta de Población Activa— y estas son algunas de las arriesgadas tareas que le ha tocado hacer sin las medidas de protección necesarias. Honzi también recuerda la noche en la que el lavavajillas de una casa en la que trabajaba ardió en llamas. No la despertó una alarma contra incendios, sino su empleador. Le tocó la puerta del sótano mal ventilado en el que vivía y le pidió que subiera a la segunda planta a recoger a los niños. “Los jefes piensan que somos como Superman, alguien que debe hacer lo que ellos quieran y cuando quieran”, afirma.

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