De un año a otro, un volantazo radical. Atrás quedan la tristeza y las caras largas del curso pasado, cuando España, sin los dos activos que la iluminan hoy, languidecía a estas alturas de la fase de grupos, cayendo ya por el precipicio. La escena ahora es completamente distinta, de trabajo bien culminado y de alegría, con dos triunfos en las dos primeras series de la fase de grupos y el acceso a las Finales de Málaga —del 19 al 24 de noviembre— ya asegurado. El 2-0 ante Francia —sin definirse el dobles todavía— devuelve a los de David Ferrer al lugar deseado y ahora solo queda saber en qué condición lo hacen, primeros o segundos; decidirá el cruce final del domingo frente a Australia (11.00, Movistar+), también con dos victorias en el casillero. Caen checos y franceses, ya sin opciones, y el momento señala indiscutiblemente a un pretoriano de 36 años que, paradojas de la vida, abre paso hacia la golosa cita después de una temporada muy complicada, en la que el peroné le ha obligado a superarse para recuperar el color. Soberbia la remontada de Roberto Bautista ante Arthur Fils (2-6, 7-5 y 6-3, en 2h 54m), y muy certero el brochazo definitivo de Carlos Alcaraz frente a Ugo Humbert (doble 6-3, en 1h 20m).