Esta es la historia de un crimen a punto de no existir, en el que intervinieron unos excursionistas, un guardia civil recién incorporado a su puesto, una denuncia de hace dos décadas y dos equipos policiales que se pusieron manos a la obra para resolver un caso condenado al olvido. Es el relato de cómo ha llegado Jesús Pradales a estar sentado frente al juez desde este lunes, acusado del homicidio en 2003 de su pareja, Juana Canal. Una historia en la que los agentes bucearon en busca de un papel en un sótano inundado, desplegaron drones en un paraje perdido de Ávila y localizaron restos abandonados durante demasiado tiempo.