Sin reducir la presión sobre Gaza, donde a lo largo de la tarde del jueves se escuchaban frecuentes disparos de artillería hacia el interior de la Franja, Israel pisa el acelerador para intentar mantener a raya a Hezbolá en la frontera con Líbano, en el norte. El Gobierno anunció a través del ministro de Defensa, Yoav Gallant, que va a mantener la presión militar sobre el país vecino, pese a que eso entraña “grandes riesgos” además de “oportunidades significativas”, añadió. Mientras tanto, el ejército bombardeaba posiciones del grupo chií en la frontera y cazas rompían la barrera del sonido sobre Beirut, la capital libanesa. A última hora del día Israel aseguraba que sus aviones de combate habían alcanzado un centenar de lanzaderas de cohetes que la milicia pensaba usar de forma inmediata para atacarle.