Juan Bravo, portavoz de Economía del PP, desplegó los más afilados aguijones de su argumentario para reprobar ante la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, el pacto sobre una “financiación singular para Cataluña”: “Golpe brutal al principio de igualdad”, “traición a los principios de convivencia”, una operación para “comprar” la presidencia de la Generalitat a cambio de “menos médicos en Andalucía y más embajadas independentistas”… Luego, tras haber escuchado a Josep Maria Cruset, diputado de Junts, durante el debate de este jueves en el Congreso, Bravo se atrevió a afirmar: “Creo que ha sido más duro que yo”. El portavoz del PP trataba de ahondar en la brecha entre el Gobierno y el partido de Carles Puigdemont, cuyo portavoz, en realidad, no había empleado términos tan hirientes como él. Pero sonó muy duro Cruset, sí. Y sobre todo dio pie a otro enfrentamiento a cara de perro entre los grupos independentistas, con tal grado de enconamiento que acabó sembrando la preocupación en las filas del Gobierno.