Con veranos cada vez más asfixiantes debido al cambio climático, muchas ciudades se convierten durante meses en hornos invivibles. Las urbes necesitan transformaciones profundas frente a las altas temperaturas, con más árboles y menos asfalto, pero estas pueden tardar décadas. ¿Qué hacer mientras? Los arquitectos Belinda Tato y José Luis Vallejo han creado en la Universidad de Harvard una solución temporal innovadora para rebajar el calor en zonas sin vegetación: un prototipo de refugio climático barato —se hace con materiales sencillos, como andamios, placas solares y macetas— y que se puede montar muy rápidamente para generar frescor en cualquier superficie, desde una plaza dura hasta un aparcamiento en desuso.