Acosada por la larga sombra que proyectan los edificios sin terminar de su burbuja inmobiliaria, China ha disparado este martes una batería de estímulos monetarios para tratar de reanimar la economía. Las medidas incluyen el recorte del tipo de interés de referencia, el del tipo hipotecario para viviendas existentes, una bajada del coeficiente de reservas y un paquete especial destinado a animar el mercado bursátil. Entre las preocupaciones de la segunda economía del planeta se encuentra la presión de un estancamiento deflacionario, el consumo átono que no termina de burbujear como antaño y un desempleo juvenil en auge.