Con 170.000 turistas diarios de media en Barcelona y un malestar creciente por la masificación, el Gobierno del alcalde, Jaume Collboni, ya tiene listo el su plan para la Gestión Turística. El plan no contempla limitar aforos o peajes para acceder al espacio público, pero sí medidas para incrementar la fiscalidad turística, sobre todo para los visitantes que solo están de paso en la ciudad, sin dormir. A la ya anunciada idea de subir la tasa a los cruceristas en tránsito (que depende de una autorización de la Generalitat), o al aumento hasta 7.50 euros para los que se alojen (que entrará en vigor este otoño), el consistorio tiene la intención también de cuadruplicar el coste del aparcamiento para los autocares turísticos: de 20 a 80 euros. Además, el gobierno municipal insiste en su petición al Puerto de Barcelona a reducir las terminales para cruceros. Por ahora no hay fecha para una reunión.